Una muestra que invita al optimismo .
El arte pone en marcha toda una serie de mecanismos que hacen que la vida sea mejor. Esto no quiere decir que tenga que ser pragmáticamente funcional, sino que le piden que active nuestras capacidades para pensar y para sentir, que nos habilite para descubrir la simplicidad en la complejidad y la complejidad en aquello aparentemente unívoco.
Es muy satisfactorio comprobar que nuestros artistas jóvenes, además de seguir su proceso individual de aprendizaje y descubrimiento, demuestran tener el atrevimiento y la madurez para acercarse a las cuestiones fundamentales sobre el lenguaje y sobre la experiencia que son propios del arte importante y útil.
La Biennal d'Art Contemporani Català, que ya es una tradición aquí -una tradición de renovación-, es una ocasión excepcional para seguir el pulso de la creatividad generada por los artistas noveles. De un lado, es un estímulo, un premio en el sentido más convencional, para los artistas jóvenes. A pesar de que esta faceta es necesaria para la salud de nuestro sistema cultural, no es el único ni el principal objetivo. El proceso de selección que el jurado ha llevado a término es el primer paso para definir una exposición que es itinerante por numerosos municipios. La exposición es una fotografía suficientemente precisa del estado y las corrientes de la creación joven. Pero es, sobre todo, una buena muestra de arte, una experiencia que merece plenamente la visita por parte de públicos muy diversos, desde el especializado al neófito, porque significa y estimula.
La gran cantidad de candidaturas llegadas a la edición de este año ha sido sintomática de la necesidad de hacer arte, aquello que convencionalmente llamamos "vocación". Lo importante es que esta energía responde más que a un simple hedonismo, a una voluntad de cuestionar comportamientos y valores rutinarios para proponer aperturas hacia una interpretación crítica, intensa e innovadora de la realidad. Evidentemente, este es un arte joven en el cual la fuerza del impacto visual, la vehemencia crítica o la ironía irreverente son factores clave. Pero también es, a menudo, un arte que busca la profundidad y la sutileza.
Los artistas de esta edición muestran vías de experimentación muy diversas. Les técnicas van del vídeo a la pintura, pasando por el dibujo, el texto, el bordado, la fotografía o el fanzine. La pintura mantiene buena salud, que ha recuperado desde hace unos años y se mantienen, ya totalmente consolidadas, las nuevas tecnologías, ya sea como producto final, ya sea como herramienta preparatoria.
Hoy en día no tiene mucho sentido hablar en términos técnicos para distinguir corrientes o tendencias y situarlas respecto a la modernidad. Lo importante es aquello que se produce, la obra y su contenido plástico o conceptual, su potencial expresivo, en definitiva. Los problemas que abordan los trabajos de estos artistas también son múltiples. A veces, los pesimistas afirman que la sociedad camina hacia algún tipo de desastre debido a la degeneración de la sabiduría y de los valores. I es cierto que los individuos y la sociedad tienen que corregir muchas cosas, pero este esfuerzo no es de hoy, hay que hacerlo siempre. Los jóvenes artistas aquí escogidos y los compañeros que se han presentado a esta convocatoria demuestran que la juventud sabe encontrar el momento para reflexionar, analizar, descubrir, denunciar o disfrutar, en una lección de libertad y de impulso.
El graffiti, el análisis procesal, el lenguaje corporal, la poética de aquello que es mínimo y translúcido junto a la saturación cromática... Todas ellas son opciones posibles y atractivas que aquí se despliegan. Nuestro país ha destacado por las aportaciones universales de sus artistas. La reflexión innovadora es necesaria, más que nunca en estos tiempos difíciles, para generar modernidad y ensayar ideas que nos hagan más ágiles y más positivos.
El jurado
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