Su obra es una amalgama de pintura-arquitectura-escenografía teatral, que juega con la confrontación del espacio ilimitado que contrasta con la presencia de pequeños objetos referenciales simbólicos, que muestran de forma contundente la ausencia del hombre. Pinta atmósferas fantasmagóricas, estancias aristocráticas, misteriosas y gélidas, rígidamente estructuradas, atravesadas por incisiones diagonales de una luz irreal, como múltiples variaciones sobre el tema del amor y la muerte, indisociablemente unidas.         

Amèlia Riera fue la única artista femenina seleccionada en la gran exposición "Informalisme Català", realizada en el Centre d'Art Santa Mònica de Barcelona el año 1990 y organizada por la Generalitat de Catalunya.

Sus obras, repartidas por diferentes colecciones y museos de distintos países, así como innumerables exposiciones, avalan su larga trayectoria artística.